—Entonces… ¿es seguro ese puesto de trabajo?
Habría dado los años que me quedan de vida para no tener que responder, pero ningún dios vino en mi ayuda. Me quedé solo ante la inmensa esperanza de Nicole, ante sus ojos como platos. Las palabras no consiguieron salir de mi boca. Me limité a sonreír y abrir las manos para simular lo evidente. (p.120)

Alain Delambre invierte toda su ilusión y el dinero que le queda a él y el de su hija, por medio de engaños, para poder hacerse con ese trabajo. Lo que no espera es que la empresa ya sabe que él no va a ser el contratado ya que tienen concertado con una mujer joven ese puesto de trabajo.
"Me acorralan mis mentiras. He acumulado tantas durante tanto tiempo… Decir ahora la verdad a Nicole es superior a mis fuerzas. Nos robaron la confianza en nuestra propia vida, nuestra seguridad, nuestro futuro. Eso es todo lo que quería reconquistar. ¿Cómo explicárselo?" (p. 292)
Recursos inhumanos es una impresionante novela sobre los tiempos de crisis y desesperación. Es un thriller de tipo hipnótico sobre la angustia de una persona que ha perdido todo pero que desea recuperar la confianza de los suyos. Aunque a la postre pierda todo en la vida. Pero lo interesante de esta nueva novela de Pierre Lemaitre es la facilidad que tiene para sorprendernos con propuestas absolutamente diferentes en cada libro que nos escribe. Y, como siempre en sus historias, una gran variedad de giros inesperados, un momento en el cual -al tercio del libro- parece que ya todo ha acabado y que el autor no sabe cómo salir y, sin embargo, da un salto mortal y nos descubre las bambalinas del pensamiento del protagonista. Y aún así, nos vuelve a sorprender otras varias veces dejándonos perplejos ante la inusitada salida de algunos puntos de la trama. Y con este texto espero no destrozaros nada de la sorprendente y adictiva historia que nos cuenta Pierre Lemaitre, el mejor autor mundial de thriller y acumulador de todos los premios habidos y por haber.
Curiosa la frase con la que comienza este libro, y que nos es otra que el comienzo de El Gatopardo, con el que tiene algún punto en común esta absorbente historia contemporánea que nos ofrece Recursos inhumanos.
"Nunca he sido un hombre violento. No me viene a la memoria ningún momento en el que haya querido matar a nadie. Sí que he tenido ataques de ira de vez en cuando, pero nunca la voluntad real de hacer daño. De destruir. Así que, claro, estoy sorprendido. La violencia es como el alcohol o el sexo: no se trata de un fenómeno, es un proceso. Entramos en ellos casi sin notarlo, simplemente porque estamos maduros, porque nos llegan en el momento justo. Me daba perfecta cuenta de que estaba enfadado, pero nunca habría imaginado que aquello se transformaría en furia despiadada. Y es eso lo que me da miedo." (p.13)