
LA MENNULARA
La Mennulara, novela de Simonetta Agnello Hornby se sitúa en Roccacolomba, un pueblo ficticio de Sicila, durante septiembre de 1963. La novela comienza con la noticia de la muerte de Maria Rosalia Inzerillo, apodada "la Mennulara", una sirvienta que, contra todo pronóstico, acabó convirtiéndose en la administradora de la poderosa familia Alfallipe. Misteriosa, inteligente, culta (autodidacta), astuta en los negocios y ambigua (temida y respetada, altiva y generosa), la Mennulara no deja a nadie indiferente y tras su muerte, desata una ola de chismes, opiniones contradictorias y especulaciones entre los habitantes del pueblo, que ni saben ni nunca han sabido cómo ubicarla. Algunos la veían como una sirvienta autoritaria y displicente, otros como una mujer sabia y protectora y es al avanzar la historia cuando se va aclarando el misterio. A través de rumores, cartas, recuerdos y testimonios, se reconstruye la vida de una mujer con un rol fundamental en los secretos, la economía y las relaciones de poder del pueblo, un pueblo que no es sólo un escenario, sino un personaje más que representa a la Sicilia de los años 60, anclada en el pasado pero rozando la modernidad. A través de relatos indirectos, se crea un juego literario donde la memoria colectiva se convierte en protagonista.
Los personajes del pueblo (notables, médicos, monjas, vecinos), cada uno con su opinión, representan los prejuicios, envidias y la doble moral de la sociedad siciliana del momento, una sociedad que se resiste a evolucionar y que está cómoda en la jerarquía y la desigualdad. La estructura de la novela es casi como un mosaico de voces (cartas, diálogos, cotilleos, recuerdos, noticias del periódico) y este enfoque coral hace que al lector le cueste forjarse una opinión absoluta sobre la protagonista.
Gracias a la administración que Rosalia hace de un dinero que recibe por mantener una relación con Orazio, la que le permitió subvertir el orden social tradicional y convertirse en la administradora económica y emocional de la familia, decidiendo cómo retribuir cada mes a los herederos y quién era y quién no bienvenido en la casa señorial. Ella, una mujer pobre, sin familia ni títulos, logra tomar el control de su destino y el de otros mucho más ricos a través del conocimiento, la autodisciplina y el trabajo en una sociedad donde las mujeres no tenían poder formal, siendo su discreción, su lealtad y su invisibilidad las armas que le permiten sobrevivir y triunfar. La vida de la Mennulara está marcada por la tragedia y la renuncia sentimental, una renuncia que ella se autoimpone para cumplir con su deber y para no perder su independencia ni someterse a ningún hombre. Porque al final comprendemos que Orazio la amaba a ella, pero nunca queda claro del todo si ella lo amaba a él. Tampoco importa, porque ambos saben que él tiene el poder de decidir sobre ella, y ella tiene la obligación de asumirlo. Pero ello tampoco la convierte en una mujer sometida, porque aunque acepta la relación con él sin rebelarse, ella la controla como puede, exigiendo que él no tenga a ninguna más y decidiendo cuándo sí y cuándo no él puede estar con ella.
La Mennulara representa a muchas mujeres que, por ejercer su independencia y luchar sola y en silencio contra las limitaciones impuestas por su clase y género, acaban dejando una huella profunda en quienes la rodean. Ella se ve obligada a dejarse querer, renuncia a tener una familia propia, una vida propia, carga con la mujer de su amante cuando él muere, administra el patrimonio familiar y nunca deja de servirle pero, a su manera, se rebela y nunca se deja someter, es ella la que toma las decisiones importantes y la que sostiene la economía familiar, y aunque son muchos y muchas de toda clase y condición las que la critican, insultan y desprecian, al final se evidencia que la Mennulara fue una mujer valiente y leal que luchó a muerte por los suyos y que, aunque tenía claro su lugar en el mundo y en la sociedad, nunca se dejó pisotear, insultar ni someter por nadie.
La Mennulara es una novela coral que mezcla misterio, crítica social, y una fuerte reflexión sobre el poder femenino en una sociedad totalmente patriarcal. Simonetta Agnello Hornby usa el recurso de múltiples perspectivas para jugar con la verdad y desmontar las jerarquías tradicionales. La protagonista domina la narración y ejerce su poder muerta igual que lo ejerció en vida. En un mundo donde las mujeres deben permanecer siempre en un segundo plano, su legado perdura como símbolo de inteligencia, poder discreto, justicia personal y una inmensa capacidad de lucha y de ser ella misma en un entorno casi siempre hostil, sin importarle en absoluto la opinión de los demás.
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