El proper dimecres, 21 de novembre de 2012, a les 7 de la tarda tindrà lloc el quart viatge del Club de lectura T-10 a Mitteleuropa: la tertúlia al voltant del llibre Les tribulacions del jove Törless de Robert Musil.
Fa anys el diari
El País va publicar la col·lecció 'Clásicos del Siglo XX' i el jove Törless va ser el protagonista de la segona entrega. L'article que, en aquell moment, va escriure el periodista Lluís Bassets us pot servir per complementar i contextualitzar millor la vostra lectura. És llarg però val la pena, porta per títol
Kakania y su artista adolescente i diu així:
"Las tribulaciones del joven Törless es la primera y más popular
novela de Robert Musil, escrita muy tempranamente, cuando contaba con apenas 25
años. Historia iniciática, de formación, o Bildungsroman en la
acepción germánica, versa sobre los pocos meses en los que se desarrollan los
intensos descubrimientos y experiencias de maduración adolescente del
protagonista, trasunto inocultable de las experiencias vitales del propio
autor, en el escenario cerrado y de atmósfera opresiva de una escuela militar
donde se forma la élite del Imperio Austro-Húngaro.
A diferencia de las novelas de colegio prototípicas, en ésta apenas cuentan
la jerarquía, la disciplina y las normas con frecuencia absurdas de una
organización docente. Es la vida interior del joven Törless y sus relaciones
con un pequeño grupo de condiscípulos lo que constituye el meollo de la narración. Todo lo
que le rodea conforma, en cambio, un mundo estilizado, con un peso más
simbólico que referencial. El colegio se halla en una región indeterminada, lejos
de la gran ciudad, en el camino ferroviario que conduce a Rusia. Hay una
pequeña aldea, una casa de mala reputación perdida en un rincón entre el
colegio y el pueblo, y el viejo edificio académico, con un oculto desván donde
se reúnen los adolescentes para librarse a sus conspiraciones y prácticas
secretas. Pero en realidad es una novela de interiores, de los negros
interiores psicológicos de un joven de principios del siglo XX.
El tiempo y el lugar de los hechos podrían no
importar, pero se trata de la Austria-Hungría imperial y real, bautizada años
más tarde por Musil como Kakania, en lo que sería su obra cumbre, la monumental
novela inacabada El hombre sin atributos. Su traductor
español, José María Sáenz, sintetiza así su significado en una nota al pie en
el capítulo del mismo nombre de dicha narración: "Las siglas iniciales
empleadas en el Imperio Austro-Húngaro eran: kk (pronunciación: kaka,
abreviatura de kaiserlich königlich, igual a imperial-real);
o kuk (pronunciación: ka und ka, abreviatura de kaiserlich und königlich,
igual a imperial y real)".
La historia empieza en una estación perdida en la llanura centroeuropea,
adonde llega el chico acompañado por sus padres, de los que va a separarse por
primera vez, y termina en el mismo sitio cuando sus progenitores le sacan del
colegio como consecuencia de un escándalo escolar. La frase con que finaliza la
narración sintetiza, como suele ocurrir en los buenos arranques de novela, la
esencia de lo que acaba de transcurrir: "Y Törless absorbió el aroma, ligeramente
perfumado, que exhalaba el corpiño de su madre".
Los hechos narrados son de una enorme sencillez: un robo, un chantaje, un
pequeño y lamentable incidente de iniciación homosexual entre alumnos y el
escándalo que estalla. Los protagonistas, una pequeña banda de escolares que se
inician en la crueldad, la dominación, el sexo e incluso el sadismo. El talento
de Musil, que explora los más recónditos recovecos del alma del muchacho y los
describe con precisión propia de diario íntimo, convierte estos hechos vulgares
en un dramático combate por el conocimiento de sí mismo, un análisis de la
experiencia del mal moral y, finalmente, una excelente metáfora de la vida y de
la sociedad.
Según Claudio Magris, "Musil ha advertido los males que corroían
aquella sociedad, las amenazantes fuerzas irracionales que empollaban bajo la
áulica respetabilidad". Sus personajes, asegura el escritor triestino,
"están como envueltos en una luz espectral, la luz de la Kakania
agonizante; y es este incierto preanuncio del final que pesa sobre ellos lo que
descompone y conmueve febrilmente sus vidas". Se diría, extremando las
cosas, que algo hay de premonición respecto a los males incubados por la
sociedad europea de principios de siglo, que se desatarán unas décadas después
en las dos guerras mundiales y en los horrores de los totalitarismos. A fin de
cuentas, la capital de la Kakania feliz, la Viena de principios del siglo XX
donde escribía Musil o pintaba el vagabundo Adolf Hitler, fue una brillante
retorta intelectual y moral en la que se cocían las mejores y peores ideas que
estallarían entre las dos guerras y vivía entonces el momento más fructífero y
deslumbrante de su historia.
Las tribulaciones del joven Törless es, en este sentido, una
prefiguración e incluso un avance muy prematuro del friso psicológico y social
espectacular que constituirá El hombre sin atributos,
organizado a partir de las dualidades que rigen la existencia del joven
aprendiz de la vida en la sociedad dual de la Kakania dual. El descubrimiento
de estas dualidades y de la secreta puerta, quizás la voluptuosidad, que
permite comunicarlas, es el rito iniciático en el que se introduce sin saberlo
el muchacho. De una parte, la vida luminosa y transparente de la familia; de la
otra, la experiencia vergonzosa pero atractiva de las relaciones oscuras y
degradantes entre los alumnos, con el secreto temor que alimenta al adolescente
respecto a sus padres: "Ellos también lo hacen". La claridad
cotidiana y las oscuridades del alma. Las ciencias exactas y los ambiguos
sentimientos morales. La realidad solar de los acontecimientos exteriores y el
secreto sombrío del yo íntimo. La nobleza de la mente y la materialidad casi
animal del cuerpo.
Estas dualidades pertenecen también a la vida del escritor, que estudió
ingeniería primero y psicología después, demostrando en toda su obra una
auténtica maestría en el análisis psicológico de sus personajes. El joven
Törless es una novela de intenso contenido literario, de iniciación
estética, intelectual y sensual, pero también de fracaso de la escritura. La
confrontación con la belleza, con la comprensión del mundo y con los propios
sentidos es el impulso central de Törless, que pugna con escaso éxito por
expresar en palabras el manojo de fenómenos que atribulan su mente. Leída como
pieza inicial e inciática de Musil, es una maravilla. Pero todavía es mejor
como aperitivo o introito adolescente de El hombre sin atributos,
cuyo protagonista es un Törless que ahora se llama Ulrich, y que, como él,
hombre prototípico del siglo XX, carece de propiedades y de carácter, y a nada
está apegado si no es finalmente a una oscura fuerza vital que le transporta."
Lluis Bassets,
El País, 13 de desembre de 2003.
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