De viatge amb el T-10 de la Bòbila

T-10 és el club de lectura de la Biblioteca la Bòbila que us ofereix plaer i coneixement a partir d'un viatge literari organitzat en deu etapes. L’itinerari del “Club de lectura T-10” combina lectures, tertúlies, còmics, butlletins, xerrades o pel·lícules. És una proposta de 10 excursions lectores, 10 mirades diferents del lloc.

Després dels viatges literaris que hem fet a la ciutat de Nova York, a l'Europa Central, també anomenada Mitteleuropa i a Rússia, al peculiar humor anglès; o a les illes literàries, ens dirigim a la frontera i saltem a banda i banda..., entrem en el cor de la família, a la novel·la llatinoamericana actual, a la part fosca de França a la ciència-ficció,Infància i l'adolescència, Al marge: la mirada de l'outsider, Dones i feminisme .
I ara, Novel·la romàntica. O no... . Ens acompanyes?

dimecres, 19 de novembre del 2014 0 comentaris

"Indecències" d'Alan Bennett

Dimecres, 19 de novembre de 2014. A les 7 de la tarda. Tertúlia
Quarta etapa del nostre viatge literari a l'humor anglès.


Smut. Two Unseemly Stories (2011) és el títol original d'aquest llibre que conté dos relats 'diferents' de l'escriptor -sobretot d'obres de teatre- Alan Bennett.


Podríem traduir Smut per obscenitats, en català, i unseemly pel que en castellà diríem indecorosas. Els nostres traductors han obviat la part obscena i han optat per un Indecències, en català publicat per Empúries, i Dos historias nada decentes, publicat per Anagrama en castellà. Res d'obscenitats.

  • Claro que hay sexo, y deseo, y placer, porque el autor nos incita a mirar a través de ese ojo de cerradura que oculta las pasiones, pero a la vez nos invita a reírnos de las convenciones sociales, de esos puntos de vista que nos hacen, en muchas ocasiones, caer en el más espantoso de los ridículos. Nos permite ver esas vidas secretas que todos tenemos y que tienen, sin lugar a dudas, muchas sorpresas. Això diu el llibreter César Millán al seu bloc Librero de libros. 



  • El crític literari Pablo Chul escriu: 

  • El fondo está claro: las dos historias tratan, como muchos grandes novelones, de la soledad, del tiempo que pasa, de la invisibilidad de la edad madura, del miedo a no ser nadie cuando se cumplen cincuenta y muchos. Pero la forma nos descoloca: por momentos creemos que tratan de sexo, pero debe de ser un sexo del siglo pasado, o de incluso antes.

    • Sobre l'humor de Bennet, Javier Fernández de Castro al Boomerang:
    Comparando el humor de Bennet con el ilustre elenco de humoristas ingleses, desde Chesterton, Wodehouse o Evelyn Vaugh a sus contemporáneos, la diferencia más notable quizá sea el trasfondo de acritud que transmite Bennet y que no está presente en sus predecesores. Lo que cualquiera entiende como humor inglés es una forma de crítica que pretende satirizar los comportamientos, unas veces de personas y otras de clases sociales, pero sin poner nunca en cuestión el ordenamiento moral que rige el mundo donde tienen lugar esas conductas puestas en solfa. La mirada del típico mayordomo de Wodehouse suele ser demoledora para los dueños de la mansión a la que sirve, pero raras veces se pone en cuestión la estratificación social o la existencia de amos y criados. 

    • Pugem el nivell de l'admiració... i de la crítica. Robert Saladrigas a 'La Vanguàrdia': El formidable Alan Bennett. Comença així: 

    No recordo si ho he escrit mai, però al capdavall és ben bé igual. Veure anunciat que apareixerà la traducció d'un nou títol del mestre de la sàtira anglesa Alan Bennett (Leeds, 1934) em fa saltar literalment com impulsat per una molla. Els seus llibres, des de "La ceremonia del masaje" fins a "Amb una mà al davant i l'altra al darrere" o "La dama de la furgoneta", passant per l'entranyable història d'"Una lectora poc corrent" -deixo de banda la llegendària sèrie de televisió Talking heads-, em són necessàries per regenerar energies i tirar endavant. És així.

    • Per acabar, us deixo també l'enllaç a la crítica de Damià Alou al diari "Ara": Grolleries de la vida moderna i que acabava així, al març del 2013: ... acabaré amb un presagi: no crec que aquest 2013 ens porti res més divertit i brillant que aquestes dues novel·les curtes servides en un traducció d¡Ernest Riera que hi reprodueix perfectament  la ironia i l'estil juganer de Bennett.



    dilluns, 17 de novembre del 2014 0 comentaris

    Entrevista a Alan Bennett

    El periodista Xavi Ayén entrevista Alan Bennett a "La Vanguardia" (febrer de 2013), amb motiu de la publicació de Dos historias nada decentes. Diu així, l'entrevista:


    Paseando por el barrio londinense de Primrose Hill -a pesar del frío que cala los huesos- puede uno imaginarse el rodaje en sus calles de una película romántica inglesa, con Hugh Grant regentando la librería local, y Keira Knightley viviendo en una de las centenarias casas que otorgan a la zona un aspecto distinguido, reforzado por algunos de sus ilustres vecinos, como los actores Jude Law o John Cleese, la cantante Gwen Stefani o el filósofo Alain de Botton. Nosotros, de hecho, golpeamos una aldaba neoclásica contra una puerta y aparece, afable y sonriente, Alan Bennett (Leeds, 1934), leyenda viva del humorismo inglés -aunque semejante etiqueta le quede estrecha-, que acaba de publicar Dos historias nada decentes (Anagrama/Empúries). Educado, nos cuenta que "aquí al lado vivía Martin Amis pero ahora se ha ido a América. Con quien me cruzo a veces cuando salgo a comprar es con Michael Frayn, el autor de Por delante y por detrás". Bennett no para: escribe novelas -como Una lectora nada común, protagonizada por la reina de Inglaterra-, exitosas obras de teatro -La locura del rey Jorge-, guiones de radio y televisión -pueden oírse algunos en la web de la BBC- y hasta hace de actor desde los años sesenta.

    ¿En qué sentido estas dos historias no son decentes?
    Las protagoniza gente de clase media, que aparentemente son una cosa, que viven en un entorno claro, limpio, pero que, en la etapa intermedia de su vida, se toman unas vacaciones de la respetabilidad. Parecen fugarse de una vida monótona.

    Son historias sobre la libertad, ¿no?
    Ambas, sí. Sobre romper los muros de la gente respetable. En la primera, la señora Donaldson, tras enviudar, decide sacarse un sobresueldo como actriz, simulando síntomas en las prácticas de los estudiantes de la facultad de Medicina. En la segunda, un chico guapísimo, Graham, decide casarse con una mujer muy poco agraciada pero riquísima.

    Su sentido del humor es muy serio: con él aborda temas importantes, placer y envejecimiento, deseo y matrimonio...
    No era mi intención parecerle serio... Es sólo la manera en que miro el mundo, me permite hablar de muchas cosas. No me he visto a mí mismo jamás como muy radical, no practico ese humor demoledor, es más bien mirar las cosas desde otro ángulo.

    Se integra en esa tradición del humor británico de reírse de las convenciones sociales...
    Supongo, pero no me ven así los críticos británicos, porque como escribo mucho teatro parece que no sea uno de los grandes escritores. Me ven como parte del mundo del espectáculo, No me importa, pero creo que es un error considerar de modo menos serio al que escribe teatro. Me siento querido y leído pero menospreciado como autor de calidad.

    ¿Sigue produciendo teatro?
    Seis obras en los últimos doce años. Siempre hay algo mío en la cartelera, si no sabe qué hacer esta noche...

    Vamos a la primera historia, la de la señora Donaldson. ¿Son hechos reales? Es decir, ¿existen este tipo de clases con estudiantes?
    Sí. Son tal como las describo. Alquilan un actor y, como si fuera un enfermo, los estudiantes hacen de médico, de enfermera... El actor interpreta unos síntomas que ha pactado previamente con el profesor y el grupo de estudiantes debe diagnosticar la dolencia. La señora Donaldson se enfrenta cada día a un grupo de jóvenes y, según sus reacciones, debe improvisar. Son situaciones a veces dramáticas: cómo deben comunicarle a alguien que se va a morir, o pedir que desenchufen la máquina de un familiar...

    ¿Cuál fue la primera idea que tuvo sobre esta historia?
    La de unos estudiantes que no podían pagar su alquiler y realizaban una oferta insólita a la casera: mantener relaciones sexuales delante de ella, a cambio del alquiler. Ahí se encuentra la señora Donaldson, que les arrienda una habitación en su piso de viuda. Una dama en una edad en la que creía que algunas cosas ya eran imposibles.

    Todo esto la transformará...
    Ella es una mujer apocada, entregada su matrimonio, pero que al enviudar, y perder aquello que le daba seguridad, siente que no está dispuesta a asumir el papel que le han reservado.

    En su libro de la reina no recuerdo ninguna escena de sexo, pero aquí el sexo, el deseo, es el tema principal del libro. ¿Cómo se aproxima a ello?
    He escrito algo no previsible. No quería que el lector creyera que yo soy aquel señor que hace siempre un humor educado, suave. Quería sorprender a la gente. ¿Alan Bennett escribiendo escenas porno? ¡Es lo último que esperaban de mí! Mis descripciones no son nada líricas, pero tampoco satíricas ni burlescas. Son, ¿cómo decirlo?, muy concretas, el reto era que divirtieran sin caer en lo vulgar. Me gusta mucho cómo lo hace Philip Roth, por ejemplo, aunque le han criticado por ello.

    La hija es odiosa, ¿no?
    Lo que resulta odioso es la visión que los jóvenes tienen de lo que se supone que debemos hacer los mayores. A menudo, los hijos se sienten ofendidos por la libertad de sus padres, cuando estos quieren emprender una vida distinta. Los hijos quisieran que sus padres se aburrieran haciendo lo que hacen los viejos. Pero las cosas no suceden de ese modo...

    Cuando la señora Donaldson actúa se siente muy bien. ¿Es buena terapia?
    Sensacional. Yo soy actor también y eso te permite vivir otras vidas, salir de ti mismo.

    ¿Es como escribir?
    Es parecido, pero a mi edad es mejor escribir porque se te olvidan los textos... Ahora lo hago solo en la radio, porque puedo leer una chuleta.

    Vamos a la segunda historia, llena de sorpresas. Un hombre de gran belleza que se casa con una millonaria no demasiado agraciada.
    Él tiene secretos, un secreto muy importante que tiene que ver con su sexualidad. Parece todo muy loco pero es verosímil aunque yo lo concentro mucho en pocas páginas. Es lo que le sucede a la gente: si usted pudiera ver todo lo que en realidad hacemos, las vidas secretas de cada uno, ¡sería un terremoto! Si emergieran, se irían muchas cosas a pique, tal vez no estamos preparados para eso. Todas las vidas tienen muchas sorpresas, seguro que también la suya.

    Graham es gay pero tiene relaciones con su esposa, ve el sexo conyugal como una perversión estimulante.
    Eso puede ser así. Encasillamos a la gente en unas conductas pero el mundo es mucho más diverso.

    Betty, en cualquier caso, es la esposa perfecta...
    Pero de hecho tampoco es quien se espera: la rica fea que aguanta. Es la más lista, porque en realidad lo sabe todo, conoce bien a su marido, pero nunca está celosa, nunca pierde los nervios, y es la que sabe amar mejor y eso la convierte, en realidad, en un personaje romántico.