Marcello Fois (Nuoro, 1960)
es va donar a conèixer amb Siempre caro, novel.la lloada generosament per Camilleri, tot i que en castellà va debutar amb
Hierro reciente, Mejor morir o Gap.
Pensem que el millor text per a endinsar-nos en el món de Marcello Fois, és la magnífica entrevista d'Alejandro Luque a propòsit de la publicació de Memoria del vacío ; us deixem uns extractes:
"D.
H. Lawrence hablaba de Cerdeña como “un lugar distinto de todo”. Usted,
de una “cosa aparte”. ¿Cómo se puede seguir siendo distinto en un mundo
globalizado?
Precisamente
en este mundo globalizado, ser distinto es un valor. Y cultivar la
propia diversidad es compartirla sustancialmente: he ahí la solución
para esta aparente paradoja.
«La literatura es un accidente, no la normalidad. Si dos se aman y se casan, ahí no hay literatura»
Y en el caso de Cerdeña, ¿qué cree que la singulariza a través del tiempo, en la Historia?
Como
escritor puedo decirte cómo he resuelto yo la cuestión. He probado a
contar historias, a discutir problemas desde un punto de vista
aparentemente distinto y distante, desde una apartada isla del
Mediterráneo. Al final, se comprende que los problemas son iguales para
todos. Que la literatura, cuando es buena, habla de cosas que afectan a
todos; lo de menos son las particularidades. Más allá de los métodos,
las cosas necesitan ser contadas bien. ¿Qué nos interesa de Don Quijote?
Que el mundo está lleno de soñadores y de locos, y de personas que
afrontan molinos de viento. La maravilla es esta, la particularidad
depende del método que uno usa, no afecta al contenido. Todos amamos,
odiamos, somos traicionados…
Casi
toda la literatura sarda que llega a España gira en torno a la muerte, y
una muerte casi siempre violenta: Satta, Murgia, Todde, usted mismo…
¿Por qué?
Yo
diría que no es una característica sarda como tal. Si pienso en los
personajes de García Lorca, no me viene a la cabeza una sola muerte
tranquila. Y ahí está la tragedia griega, Esquilo, Eurípides, la Ilíada,
la Odisea… La muerte normal no tiene nada especial. No hay nada que
contar en ella, como en el amor normal. La literatura es un accidente,
no es la normalidad. Si dos se aman y se casan, ahí no hay literatura.
Pero si dos se aman, se quieren casar, y un tercero lo impide, ahí hay
algo que contar. Si uno muere con 80 años, sonreímos. Pero si muere en
mitad de una plaza, asesinado, ahí hay una historia. La muerte violenta
siempre atrae. (...)
En
el caso de los bandidos de la Barbagia, uno de los cuales protagoniza
su última novela, ¿qué hay de verdad histórica y qué de mitología?
Hay
un poco de todo. Te hago la estadística, en Memoria del vacío el 40 por
ciento de verdad y el 60 de, digamos, invención literaria. Pero esto
significa poco, porque la invención literaria en cualquier momento puede
prender, generar una verdad histórica más profunda que los hechos
reales. Hoy, con la perspectiva de los años, en Italia este libro sobre
Stocchino es considerado como histórico. Después de este libro, he
empezado una trilogía, que acabaré este año [por 2014 ] de grandes
familias nuorenses. Toda falsa, inventada, pero me preguntan qué hay de
verdad. Y respondo: mira, las poquísimas cosas verdaderas son las más
increíbles. Lo juro. La realidad es tremenda, hace las cosas que nadie,
ningún escritor, puede llegar a imaginar. Uno cree que ha inventado
algo, pone la televisión y se rinde: “No he inventado un pimiento”.
¿Diría que Banditi a Orgosolo, la famosa película de Vittorio de Seta, es una influencia en su novela?
No,
en este caso no tanto, porque los periodos son muy distintos. Banditi a
Orgosolo está ambientado en torno a los años 50, muy cerca del boom
económico, un periodo muy particular. La historia de Stocchino va a
caballo entre la Primera Guerra Mundial y el nacimiento de la dictadura,
el advenimiento de Mussolini. (...)
Parece un libro español en ciertos aspectos, aquel de Alicia Giménez-Bartlett…
… Donde nadie te encuentre.
Sí,
ese bandido que es una mujer o un hermafrodita, ambientado durante la
dictadura. Como digo, se parecen, y están basados en historias
verdaderas.
«Para decir que ha acabado con el banditismo, Mussolino debe ponerse de acuerdo con los bandidos»
¿Quería jugar con una relación de poderes, el del crimen y el de la dictadura?
Claro,
Mussolini, cuando toma el poder, quiere poder decir que ha eliminado
completamente el banditismo. Para hacerlo, tiene que ponerse de acuerdo
con los bandidos. Es un poco como sucede hoy, como sucedió también en la
España de Franco. Stocchino no aceptó ningún tipo de acuerdo, porque
era un desobediente total. Y Mussolini ofrece por él una recompensa
250.000 liras, una cifra espantosa para la época, ¡en 1928! Podías
comprarte un pueblo con eso. Pero Stocchino se hace prender cuando está a
punto de morir… Y no cuento más.
¿Su enfoque es el de un bandido heroico?
Al
principio sí, va a la guerra y regresa incluso condecorado. Pero su
problema es que no llega a comprender por qué. Sustancialmente, esta es
una novela sobre la guerra. En el campo de batalla las cosas se
resuelven disparando, pero en la vida corriente no. Cuando vuelve a
casa, con medallas en el pecho, la situación es malísima en su pueblo,
no tiene casi nada, gente del entorno ha timado a sus parientes… Y él
decide aplicar el método de guerra para resolver asuntos civiles, y no
comprende por qué no salen bien las cosas. ¿Por qué, después de
arriesgar mi vida en el frente, debo soportar que me humillen en mi
casa?, se pregunta. Y continúa su guerra personal. Viaja incluso con el
uniforme militar… Ese es el punto en que se derrumba el mito. Tiene algo
de tragedia griega, pero también es como Caperucita roja, como los
hermanos Grimm. Y es una historia oral, lo cual es dificilísimo, en el
sentido en que yo he tenido que escribir fingiendo que hablaba.
«Los jóvenes deben saber que un montón de gente ha muerto para construir el mundo que están disfrutando»
¿Cómo logró eso?
Todo
debía parecer dicho, aunque me haya basado en escritos. Si lo piensas,
esta ambigüedad es muy de la cultura del Mediterráneo, no saber qué es
escrito y qué contado. En todo el Mediterráneo contamos cosas muy
parecidas, en Italia, en España, en Grecia, incluso en los Balcanes. La
maravilla mediterránea es hacer ordinario lo extraordinario. “No te
imaginas lo que he encontrado esta mañana”. “Ah, no te he dicho algo
importante”. “Te saludo pero mañana tengo que contarte algo que te
tirará de espaldas”. No somos nada mitteleuropeos, no contamos
simplemente “hoy me ha pasado esto, esto, y lo otro”.
¿Qué tiene que ver todo esto con su obsesión con la memoria? Usted habla siempre con cierta angustia al respecto…
Sí,
estoy realmente angustiado con la idea de perder la memoria. No puede
haber generaciones de españoles que tengan solo una información genérica
sobre el franquismo. En tal caso, se cometerá el mismo error en que
incurrimos nosotros, cuando pensábamos que no valía la pena hablar de
fascismos. Hay que ser pesados, insistir, especialmente con los jóvenes.
Ellos pueden llegar a pensar que todo lo que tienen es gratuito. Deben
saber que un montón de gente ha muerto para construir el mundo que están
disfrutando. Y luego, cuando van a votar, se inclinan por el primer
cretino que pasa. La literatura no son unas vacaciones, debe servir para
más cosas, por ejemplo para la memoria. (...)
No quería acabar sin preguntarle también por algo que menciona en sus libros, la cultura del silencio.
Es
toda una cultura mediterránea, ligada a la mirada, al modo de ver las
cosas, a aquello que no dices, que a veces es más importante de lo que
dices. Un charlatán habla mucho porque no quiere decir las cosas, es un
ejemplo de la cultura del silencio. Es un poco lo que pasa en nuestras
televisiones, ver continuamente a gente que te habla, aplica
científicamente la cultura del silencio. La televisión española me mete
una ansiedad terrible, porque la gente habla a una velocidad… Los
telediarios, sobre todo."
Luque, Alejandro. “Marcello Fois :La identidad, ¿viene
antes o después de la economía?” En: M’ Sur. Actualidad (08/09/2015)
<http://msur.es/2015/09/08/marcello-fois/> [consultat: 03/12/15]