De viatge amb el T-10 de la Bòbila

T-10 és el club de lectura de la Biblioteca la Bòbila que us ofereix plaer i coneixement a partir d'un viatge literari organitzat en deu etapes. L’itinerari del “Club de lectura T-10” combina lectures, tertúlies, còmics, butlletins, xerrades o pel·lícules. És una proposta de 10 excursions lectores, 10 mirades diferents del lloc.

Després dels viatges literaris que hem fet a la ciutat de Nova York, a l'Europa Central, també anomenada Mitteleuropa i a Rússia, al peculiar humor anglès; o a les illes literàries, ens dirigim a la frontera i saltem a banda i banda..., entrem en el cor de la família, a la novel·la llatinoamericana actual, a la part fosca de França a la ciència-ficció,Infància i l'adolescència, Al marge: la mirada de l'outsider, Dones i feminisme .
I ara, Novel·la romàntica. O no... . Ens acompanyes?

dimarts, 5 de novembre del 2019

Emmanuel Carrère:«Soy incapaz de narrar una realidad a la que no pertenezco»

Desprès d'haver llegit 'L' adversari', fragments de l'entrevista d'Andrés Seoane amb motiu de la visita d'Emmanuel Carrère a la Casa Amèrica de Madrid, ens ofereixen una idea de la seva manera d'entendre el món i la literatura.
"Dueño de un estilo sincero y descarnado, teje en sus libros una compleja amalgama de reportaje, crónica y biografía. 
Una rusofilia heredada
Una constante en la obra de Carrère es el mundo ruso, pasión heredad de su madre, la sovietóloga Hélène Carrère d’Encausse, una eminencia de la historia rusa que predijo la caída de la Unión Soviética. En la órbita de este país se adentró el escritor en dos novelas, Una novela rusa (Anagrama, 2007) y Limónov (Anagrama, 2011).
«Hay mucha diferencia psicológica en cómo se abordan los libros cuando el tema lo ha buscado uno o cuando le llega de fuera» . Eso pasó con Vidas ajenas (Anagrama, 2009), el que considero mi mejor libro hasta ahora«. El escritor considera que es la procedencia la que determina la forma de abordar las historias. «Psicológicamente es diferente. En el primer caso, me planteo problemas de índole moral sobre hasta dónde llegar, qué no narrar…, pero en los temas dados, en Vidas ajenas, por ejemplo, ocupé simplemente el lugar que me dieron los protagonistas, escribía sobre personas que me pidieron hacerlo. Limónov es un personaje público al que no tengo que rendirle cuentas, aunque quiera partirme la cara luego».         
Ni traición ni autocensura.
Sin embargo, se hace complejo pensar que una voz como la de Carrère, que destaca por su radical sinceridad y honestidad, por ser cruda y descarnada, muchas veces consigo mismo, esconda elementos de autocensura a la hora de escribir. Y ciertamente no lo hace. Opina el escritor que «hay mucha gente que cree que el reportero de investigación, el periodista o el escritor que intima con un personaje, por ejemplo, un asesino, tendrá con él una relación deshonesta. No estoy de acuerdo«, asegura rotundo. Para Carrère, la clave inviolable de una relación de este tipo, «es marcar los límites desde el principio, ser sincero y enseñar las cartas. Puede generarse cierta ambigüedad, es cierto, porque somos seres humanos. Puedes incluso dudar de su culpabilidad, pero nunca debe faltar la honestidad. Yo considero que nunca he traicionado a mis personajes, pero tampoco he traicionado nunca al lector«.

Resultado de imagen de emmanuel carrereAunque claro, no es lo mismo censurarse al hablar de los demás que de uno mismo, algo que también destaca mucho en las novelas de Carrère, plagadas de partes introspectivas y escritas siempre desde el yo. «Sobre sí mismo uno puede decidir libremente qué cuenta, aunque sea vergonzoso o doloroso, y hasta dónde quiere llegar. Es mucho más complejo dedicándose a escribir sobre otros.

Además de un volumen que recopilaba todas su crónicas periodísticas publicadas entre 1990 y 2015, Conviene tener un sitio adonde ir, la última incursión narrativa de Carrère fue El Reino, un relato ficcionado de los primeros años del cristianismo con San Pablo como protagonista, que se entremezclaba con una crisis de fe narrada en las carnes del propio escritor. Y desde entonces, nada. El propio Carrère ha reconocido en varias ocasiones sufrir un importante bloque creativo en el que ninguna historia aparece en el horizonte. Aunque mientras tanto el escritor no se queda de brazos cruzados. También guionista y realizador de cine, dirigió una película basada en su novela El bigote y fue jurado del Festival de Cannes, Carrère se ha refugiado del síndrome de la página en blanco en el cine. «Ahora mismo estoy metido de lleno en un rodaje. Voy a dirigir una película el invierno que viene, y en estos momentos estoy rodando un documental preparatorio para esta cinta de ficción. Pero como todavía nada es oficial, aún no puedo decir nada», responde esquivo. Y sin embargo, «me gustaría volver a escribir, pero 2019 es un año reservado para el cine».

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