Aquest proper dimecres llegirem Madame Bovary, de Gustave Flaubert. La seva història és arxiconeguda, fragments de l'article de Valeria Mussio a La Izquierda: diario ens ofereixen una perspectiva diferent del personatge:
"El
escritor Mario Vargas Llosa le dedica una extenso ensayo llamado “La orgía
perpetua: Flaubert y Madame Bovary”, en el que le coloca a Emma el epíteto de
“heroína egoísta”. Ella se embarca en una lucha únicamente guiada por la conquista de los
placeres terrenales.
La
heroína individualista
Desde
esta perspectiva, Madame Bovary pareciera una especie de ingenuo Sid Vicious,
cuyo único propósito es el de “vivir rápido y morir joven”. El análisis de
Vargas Llosa es sumamente interesante y está muy bien pensando, pero la ternura
con la que observa al personaje llega al punto de ser ligeramente
condescendiente de las capacidades de una mujer de subvertir el orden y de
levantarse frente a un sistema opresor.
En
este sentido, cambiaría el epíteto de “heroína egoísta” por el de “heroína
individualista”. Si bien el tinte feminista de la obra escapa por completo la
intencionalidad del autor, en ciertos pasajes de la obra la lucha contra el
patriarcado se hace evidente. Pensemos, por un lado, en la inutilidad de
Charles como el clásico patriarca, construido durante toda la novela como un
monigote estúpido que no comprende en absoluto nada de lo que pasa a su
alrededor. Esto facilita a Emma la posibilidad de escaparse con otros hombres,
para vivir aquello que las mujeres tienen prohibido: experimentar diversas
relaciones amorosas y placer sexual.
Emma
desprecia la institución del matrimonio y de la familia, y huye intentando
entrar en el mundo de las aventuras, no porque se le haya llenado la cabeza de
ideas locas, sino porque es consciente de que ese mundo es real y tangible para
todos aquellos que hayan nacido con el sexo masculino.
Y
sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, la lucha de Emma Bovary falla
inevitablemente. Nos preguntamos por qué, y podemos respondernos: Madame Bovary
atraviesa un etapa social de consumo masivo, en el que la capacidad económica parecía
abrir una puerta para ascender a una clase social más alta. Su autopercepción
no coincide con sus bienes materiales de existencia. Busca constantemente un
placer propio e individual que decore su ruptura con el sistema, y se hunde en
un consumismo exacerbado que la lleva a comprar y comprar artículos de lujo que
en verdad no puede pagar, buscando pertenecer a un círculo social al que no
puede entrar, debido a su pertenencia a una clase media pequeño burguesa.
No
es su perspectiva llevar adelante una lucha para un colectivo de mujeres ni de
explotados, porque simplemente se interesa en su persona individual, en su
propio conflicto con el mundo, e ignora completamente el papel del capitalismo
en su opresión. Intenta liberarse, y no tiene ninguna base política ni
consciencia que la acompañe en su lucha. Ignora al capitalismo, y este se la
come: Emma no tiene consciencia de clase. Además, ella intenta liberarse de su
lugar impuesto como mujer en la sociedad, no en enfrentar el sistema
patriarcal, lo que deviene en una combinación de errores fatales. Tapada hasta
la coronilla de deudas, Madame Bovary se suicida, frente a la desesperación
generada por no poseer bienes económicos.
El
texto en el presente: ¿Liberación individual o colectiva?
Las
problemáticas que aparecen y se tensionan en el personaje de Mme Bovary, su
salida individual para intentar sobreponerse al lugar reservado a la mujer en
la sociedad capitalista y patriarcal de su época, continúan vigentes hoy y
signan las vidas de miles de millones de mujeres. Las discusiones estratégicas
en torno a las formas de enfrentar el sistema patriarcal que nos oprime
implican posicionamientos ante estas mismas problemáticas. Si, como decíamos
antes, las obras literarias concentran elementos del pasado, del presente y del
futuro, la lectura y el análisis de este provocativo texto pueden resonar en
los debates actuales del feminismo."
0 comentaris:
Publica un comentari a l'entrada